Aromas hay millones en el mundo, pero los excepcionales tienen un poder casi extrasensorial. Seductor. Entre ellos, el del chocolate.

Y en Caracas, en la avenida Andrés Bello de Los Palos Grandes, existe un espacio capaz de despertar cuatro de los cinco sentidos de cualquiera que se sitúe, al menos, a un kilómetro de distancia de la esquina donde se encuentra La Praline Chocolatier.
Venden cientos de kilos mensuales y enseñan cómo hacer de la vida un bombón a través de más de 60 sabores y rellenos distintos.

Este negocio nació hace casi cuatro décadas gracias a un matrimonio belga, ya belga-venezolano. Y hoy lleva las riendas uno de sus hijos, Brian Van den Broucke.
No se consideran una simple tienda. Son, dicen, un atelier donde se fabrican, pintan, y empacan, según comensales y expertos, uno de los mejores bombones de Venezuela.
Con nuevo menú de galletas y helados, conquistan a nuevas generaciones. En La Prailne "no hay límites para experimentar con el cacao venezolano".

Texto|Video: @karemwithanem (con el Samsung Galaxy S24 Ultra)