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Atrás había quedado la era Sampaoli y el fracaso albiceleste en Rusia; y la selección argentina transitaba un nuevo camino, bajo el mando de un joven Lionel Scaloni, a quien muchos apuntaban por su falta de experiencia, pero también reconocían, que mostraba firmeza a la hora de tomar decisiones. En ese contexto, el conjunto nacional había quedado afuera de la Copa América 2019, en un partido sospechoso, en medio de un escándalo arbitral, pocas veces visto.
Cabe destacar, que Claudio Tapia, presidente de la AFA, mantenía una gran relación con Gerardo Martino, entrenador de la selección mexicana, recordado gratamente por todo el pueblo argentino.
Es que si bien el Tata, no había sido tratado para nada bien por la Comisión Normalizadora, que por aquel entonces manejaba los destinos del fútbol argentino, siempre ha reconocido la predisposición de Tapia, aun cuando todavía no era mandamás de la AFA. Lo concreto, es que aquel respeto mutuo, aceleró los tiempos, para que Argentina y México se midieran en el marco de una fecha FIFA, y así disputaran un encuentro amistoso.
Para el equipo de Scaloni, se trataba de un partido muy difícil, en condición de visitante, con un técnico complicado, que mantenía un invicto de 11 partidos, con 10 victorias y 1 empate. La prensa mexicana, aunque reconocía los diez duelos consecutivos sin victorias frente a la Argentina, entendía que la ausencia de Messi, por sanción, los ubicaba en un lugar de privilegio. Incluso, muchos periodistas aztecas se sentían favoritos y hablaban de un rival medio pelo, con jugadores alternativos y un técnico al que no conocían.
Es importante señalar, que, si bien Martino tenía banca en la gente, los jugadores del Tri estaban en el ojo de la tormenta, luego de haberse filtrado imágenes de una fiesta con señoritas, durante una tarde libre en la previa de aquel partido.
El 10 de septiembre de 2019, en San Antonio, Texas, el cuadro albiceleste salió a la cancha con Andrada (que va a ser la única vez que lo nombremos); Montiel, Martínez Quarta, Rojo y Tagliafico; De Paul, Paredes, Palacios, Acuña; Mac Allister y Lautaro Martínez.
México, por su parte, formó con Ochoa; Gallardo, Salcedo, Araujo, Layún; Herrera, Álvarez, Dos Santos; Corona, Lozano; y Jiménez.
Allá por los 16 de la primera etapa, Paredes recupera una pelota en el medio, luego de un error no forzado del fondo mexicano, y Lautaro Martínez, encara a toda la defensa rival, y de esta manera pone el uno a cero.
Al toque, nuevo error de la última línea del Tri, pivotea Lautaro, pase filtrado de Palacios, y el centro delantero, que a los 21 del primer tiempo liquida el trámite, aún con 70 minutos por jugarse.
Allá por los 30, pelota cruzada, nuevamente a Lautaro, mano infantil de Salcedo, penal para Argentina, y desconcierto total para el cuadro de Martino. Aunque nadie lo decía, era evidente, que, a esa altura, México prefería estar en el aeropuerto, que jugando un partido de fútbol. Argentina se lucía y los propios futbolistas se peleaban para ver quien pateaba el penal. De hecho, Paredes, que también quería su gol, con un derechazo cruzado, iba a ser el encargado de poner el 3 a 0.
Como si eso fuera poco, a los 38 del primer capítulo, queda enredado el fondo de México, se hace un nudo Araujo, otra vez pase de Palacios, nuevamente definición del Toro. Golazo de Lautaro Martínez. Argentina bailaba a México, y el fantasma de Santa Clara se hacía presente en San Antonio.
Ya en la etapa complementaria, Scaloni iba a tomar la determinación de cerrar el partido, directamente, sacando de la cancha a Lautaro Martínez. Es que el Toro cada vez que pisaba el área, su rival debía sacar del medio; y no había razón para seguir humillando al conjunto azteca. El partido era amistoso, el fútbol aún mostraba los famosos códigos, y si bien la prensa mexicana, le había faltado el respeto a la Argentina, el trabajo, dentro del campo de juego, claramente ya estaba hecho.
El segundo tiempo estuvo totalmente de más, al punto de que, en este informe, tranquilamente podríamos reproducir un capítulo de Chespirito, que no cambia en nada.
La noche llegó a su fin, tal vez poniendo las cosas en su lugar. Mexico nuevamente sufría un golpe durísimo, contra una selección de la Conmebol, que en este caso le demostraba en tan solo 45 minutos, la diferencia abismal con el fútbol de la Concacaf. Para Martino, un aprendizaje en manos de una selección a la que ha dado mucho. Para Scaloni, la respuesta de una nueva generación, y de un proyecto integral de selecciones. Para Lautaro, la noche de la consagración. El día que puso a México de rodillas, en tan solo 45 minutos.